viernes, 17 de febrero de 2012

Nuevo curso en el IDAES: “Feminismos transnacionales y de color. Contribuciones para la teoría feminista latinoamericana".

Días: Lunes a viernes de 18 a 21 hs.
Lugar: IDAES
Las inscripciones se realizan en IDAES, Tel: 43717064.
Comienzo y cierre: del 19 de marzo al 30 de marzo.
Próximamente estará disponible el programa de estudios que tendrá un fundamento epistemológico y metodológico, que enfocará en los feminismos de color y transnacionales específicamente, con lecturas preparadas por las Dras Marta Sierra y Karina Bidaseca. 



CV (abreviado) Marta Sierra:

Profesora Asociada, Kenyon College, Ohio.

Ph.D., Rutgers University, New Brunswick, New Jersey, 2000
Master of Arts, Rutgers University, 1997
Licenciada, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, 1994
Profesora en Letras, National University of Tucumán, Argentina, 1992

PUBLICACIONES

Gendered Spaces in Argentine Women’s Literature. New York: Palgrave-Macmillan, 2012.

Transnational Borderlands: The Making of Cultural Resistance in Women’s Global Networks.  Clara Román-Odio, Marta Sierra, editoras. New York: Palgrave-Macmillan, 2011.

Global and Local Geographies: The (Dis)locations of Contemporary Feminisms. Marta Sierra, Clara Román-Odio, editoras invitadas. Número especial de Letras Femeninas, XXXIII (1), Verano 2007.


CV (abreviado) KARINA BIDASECA

Profesora Adjunta de la UNSAM/IDAES y UBA. Investigadora Adjunta del CONICET en IDAES. Dirige el Programa "Poscolonialidad, pensamiento fronterizo y transfronterizo en los estudios feministas", IDAES. 


PUBLICACIONES

Perturbando el texto colonial. Los Estudios (Pos) coloniales en América latina (SB, 2010), 

Signos de la identidad indígena. Emergencias identitarias en el límite del tiempo histórico (SB, 2011). 

Feminismos y Poscolonialidad. Descolonizando el feminism desde y en América latina (Godot, 2011). 

Entre numerosas contribuciones, se encuentra "Cartografías poscoloniales: violencia de género y femicidio en los debates globales" en el libro compilado por Marta Sierra Geografías imaginarias: Espacios de resistencia y crisis en América latina. Ed. Un cuarto propio. Chile. En prensa

lunes, 13 de febrero de 2012

Fecha de final cátedra "La Sociología y los Estudios Poscoloniales, Género, Etnia y Sujetos Subalternos" (UBA): 28 de Febrero, 14:30hs

Fecha de final cátedra "La Sociología y los Estudios Poscoloniales, Género, Etnia y Sujetos Subalternos" (UBA): 28 de Febrero, 14:30hs. Recordamos a quienes se presenten a la mesa de examen, entregar los trabajos durante el transcurso de la semana. Saludos cordiales: Cátedra.

viernes, 10 de febrero de 2012

Nuestro libro disponible en España

Feminismos y poscolonialidad. Descolonizando el feminismo desde y en América latina

                                                                                         

De Karina Bidaseca y Vanesa Vazquez Laba (Comp.)
Editorial: Ediciones Godot
Tema: Feminismos. Postcolonialidad. América Latina
Feminismos y poscolonialidad. Descolonizando el feminismo desde y en América latina reúne diversas reflexiones sobre las múltiples experiencias de las mujeres, imposibles de ser unificadas y homologadas bajo un mismo concepto de "opresión de las mujeres". "La rapiña que se desata sobre lo femenino se manifiesta tanto en formas de destrucción corporal sin precedentes como en las formas de tráfico y comercialización de lo que estos cuerpos puedan ofrecer, hasta el último límite. La ocupación depredadora de los cuerpos femeninos o feminizados se practica como nunca antes y, en esta etapa apocalíptica de la humanidad, es expoliadora hasta dejar sólo restos." (Rita Segato) "Sólo fue hace cien años, sin embargo para mi generación parece que fue en un tiempo mítico. El pueblo mapuche se movía con libertad en su territorio, la gente se comunicaba con las fuerzas de la mapu. Mapuzungun significa el idioma de la tierra. La tierra habla, todos sus seres tienen un lenguaje y todos los mapuches lo conocían." (Liliana Ancalao, poetisa mapuche) Visibilizar las diferencias de género, sexo, clase, raza, etnia, religión… potencializa las posibilidades de intercambio de experiencias de transformaciones y de posibles emancipaciones en las mujeres.
Número de páginas: 478

P.V.P: 20 €

sábado, 4 de febrero de 2012

Eva Giberti sobre Malvinas, la Escuela y los Estudios Poscoloniales

Colonialismo puntocom

Por Eva Giberti
Cuando yo concurría a la escuela primaria, hace ya setenta años, en mi casa compraban, junto con “el” Billiken, la revista Figuritas. Esa revista que incorporaba imágenes, dibujos, que podrían utilizarse en la escuela, cuentos para niños y niñas, acertijos y algunas publicidades, incluía sistemáticamente una frase en el borde superior de cada página: las Malvinas son Argentinas. Y en alguna doble página interior, un mapa desplegando el perfil de las islas. De manera que quienes leíamos, inevitablemente, incorporábamos la frase que se instalaba como un mantra: las Malvinas son Argentinas.
Era necesario saber por qué importaba tener presente ese contenido, de manera que la revista surtía de datos permanentemente. Contaba la historia y clavaba la bandera nacional sobre el territorio malvinense. Todas las semanas, los días jueves, Figuritas repetía el mismo mandato patriótico.
Algún visitante de la familia, al advertir que Figuritas era tema de lectura de aquella niña, comentó con aire preocupado: “Vean, ustedes están llenándole la cabeza a la nena con esas historias contra los ingleses. Es chica y se les puede convertir en nacionalista...”. Eran los tiempos en los que en la escuela nos enseñaban que la Mazorca pasaba a degüello a los unitarios, que ese rosista de Rosas había inventado la tiranía en nuestro país, que los buenos –los unitarios– tenían que exiliarse en Uruguay, y alumnos y alumnas recortábamos figuritas de mazorqueros que traía el Billiken y las pegábamos en los cuadernos, resaltando la lucha nacional contra la barbarie. Mientras, la figura de Manuelita –la hija de Rosas– amainaba con su presencia e intervenciones la ferocidad del padre. De manera que ése era el peligro de convertirme en nacionalista: oponerme a los ingleses que se habían apropiado de las islas, y por extensión adherir a Rosas.
Mi padre –italiano de la Toscana, simpatizante de la anarquía– se ocupó de explicarme qué significaba crear una colonia, apoderarse de un territorio y someter a sus pobladores, o poblarlo con gente propia. Algo complicado para mantenerse en la mente de una niña de diez años, ya que mi padre murió y yo quedé a merced de la escuela primaria. Donde no me hablaban de las Malvinas, pero me enseñaban a leer Amalia, de José Mármol, o sea el cántico a la libertad de los unitarios exiliados.
Muchos años más tarde, aprendiendo a revisar aquello que me habían enseñado en las escuelas y aun en las universidades, me di cuenta de qué significaba el colonialismo: yo había sido colonizada respecto de mi país, y así había permanecido durante décadas. Fue cuando empecé a regalarles a mis hijos el libro de Borrero, La Patagonia Trágica (que descubrí revisando libros que se liquidaban, en la calle Corrientes), obra que describe la Campaña del Desierto y el etnocidio de los nativos patagónicos y que resultaba difícil encontrar. También qué sucedía con los puertos de aquellas regiones y con los buques que, según cuentan, cargaban carnes para el continente europeo. Osvaldo Bayer todavía no nos había entregado sus textos y a Borrero había que encargarlo porque no se encontraba en las librerías.
Resultó inevitable que mis hijos dijeran lo no-debido en sus escuelas, y empezaran, mucho antes que yo, a entender qué significa ser intelectualmente colonizado. Por supuesto, sus hijos, mis nietos, se negaron a repetir en sus escuelas la historia oficial acerca de Cristóbal Colón y las joyas de la reina Isabel la Católica: porque otros fueron los dineros que se usaron para fletar la Pinta, la Santa María y la Niña. Afortunadamente, uno de mis nietos concurría a una escuela donde le contaban la historia en serio.
Durante décadas, la herencia colonial saboteó –inútilmente– el añejo mantra de la abuela: las Malvinas son Argentinas. Por eso, cuando una escucha que los argentinos somos colonialistas, de memoria recurre a Sto-ppelman, nuestro filósofo con humor propio (que acompaña a Víctor Hugo Morales en su programa radial), cuando dice “pasan cosas raras.com”, y nos advierte que las rarezas pueden suscitarse del modo menos pensado. Y provenientes de las latitudes más inesperadas. Que conviene escuchar, impasibles, mientras los niños y las niñas actuales pegan el perfil de las Islas en sus cuadernos y el resto de la ciudadanía espera la mesa de negociaciones para recuperarlas. Mientras, los Estudios Poscoloniales, me parece, podrían incorporarse en los planes de estudio de niños, niñas y adolescentes que –desde 1998 o antes– nos acercan la voz esclarecedora y denunciante de los autores latinoamericanos, africanos y otros colonizados/subordinados por el pensamiento eurocéntrico.
Las Malvinas constituyen un argumento mayor para posicionarse en tanto derechos nacionales. También porque a la vera de nuestra escucha están las voces de los chicos de la guerra, los “Pichiciegos” que Rodolfo Fogwill describió con su prosa tajante, para que también ellos sigan contando cómo fue aquello. Heroico y malvado.
Mientras su pertenencia no era reconocida por nuestros compatriotas (quizá como efecto de la educación), las Islas aunque argentinas estaban en la mesa de negociaciones, ajenas para quienes no pensaban en ellas. La guerra las incluyó en el pensamiento de muchos. Ahora, el tema forma parte de otra dimensión política: un pasaje de la modernidad-nacional (rescatada por el conflicto) a la modernidad-del mundo (que acompaña) y donde el mantra ha sido colocado.
Fuente: Diario Página12 del 27 de Enero de 2012